Suena el celular y nunca contesta, mira indiferente y continua con su trabajo.
- hija me pasas el martillo por favor?- se levanta de su asiento, se acerca al instrumento y se lo entrega…
Su madre habla con la vecina, llora su desgracia entre
cuchicheos y pelambreras.
-no comprendo porque ella es así, su hermana es un
ejemplo-.
- quizás sea autismo, o algún problema emocional,
tendrán que superarlo-.
-no puedo comprender-. Colocó sus manos en su rostro
mientras derramaba lágrimas y su acompañante la consolaba.
Silenciosa, siempre sentada mientras sus ojos
desorbitados miraban detalladamente todo a su alrededor, diviso un cuchillo y
se acercó sigilosa.
Al intentar tomarlo una mano se poso sobre su muñeca
bruscamente hasta que este callo al suelo.
- sabes muy bien lo que ocurrió la ultima ves que
tomaste uno de estos, no vuelvas a cometer un error.- dijo una voz femenina.
Emitió sonidos de alaridos pero ninguna sola palabra.
Su padre se acercó a ella y con los ojos enfurecidos
la azoto contra la muralla.
-no me gusta que discutas con tu hermana, ella solo te quiere enseñar-.
Dijo su padre mientras que la niña solo miraba con rabia y odio.
Silenciosa siempre sentada en su habitación, mientras
que en unas hojas escribía como la única manera de expresar el dolor, sus
muñecas destrozadas y polvorientas con un martillo destruía sus cabezas.
Miraba por aquella ventana donde divisaba el árbol
donde su padre carpintero construyo su casita.
Escribía que los odiaba, a su padre y a su madre,
incluyéndola a ella, aun no puede desaparecerla.
¿Por qué la torturaba? Antes ella jugaba alegre aunque
la diferenciaban siempre tenia lo mejor y ahora solo se lo restriega en la
cara.
Su madre entra a la habitación, descubre los escritos
y comienza a destruir todo, la pequeña
solo mira como su madre en señal de odio corrompe su interior.
-eres una enferma, eres una loca, no sirves para nada,
no eres como tu hermana…- (recordar de arrecho aquellas palabras).
La niña solo se asegura en silencio de un rincón, ella
sabe bien que la enferma en la casa no es ella, sabe demasiado bien que ellos
son los locos.
-te quedaras sin comer.- y sin mas que decir cerro la
puerta de la habitación dejando a la pequeña sola.
La pequeña baja por las escaleras silenciosa cuan
martirio a un pequeño pajarito le quita su voz, de lejos escucha como sus
padres cenan junto a la privilegiada.
Pareciera que estaba a dieta ya que era muy delgada y
nunca se alimentaba. Aun así sus padres la elogiaban, su perfección solo ella
la notaba.
Mientras que sus cuadros un altar dedicado, admitamos
que es hermosa, aunque su piel denote frialdad como la muerte en apariencia
misma.
De un momento a otro la mirada corrompedora de sus
padres se dirigen a la pequeña, ella huye a su habitación.
En su mente descontrolada por la ira se puede adivinar
lo que piensa.
-ellos no me toman en cuenta, creen que soy una
enferma, ellos simplemente me detestan, no como a ella, a pesar de que no
pueden notarla, yo si noto su presencia y no puedo creer que la prefieran, yo
pensaba que cambiaria… ahora cambiara.-
A las tres de la mañana suenan las teclas del piano,
su padre con problemas de insomnio tomo unas lindas pastillas antes, dormirá sin
notarlo, su madre se levanta algo asustada por la música, no sabe que pasa.
Divisa a la pequeña tocando el piano, murmurando una
canción sin letra.
-ve a dormir es muy tarde, menciona la enojada mujer-
nota una sombra al lado de la pequeña al parecer es su hermana algo borrosa y
preocupada.
Se acerca bruscamente –ve a dormir, maldita mocosa
desobediente- la niña sin pensarlo la mira y rápidamente clava un puñal en su
pecho.
Siente el daño que has causado
Producto de una semilla, destruiste mi vida
Me deshice de ella y aun así te lamentas
Eres la peor madre que podría tener
Ahora muere como ella lo hiso una ves.
La hija había hablado, la madre asombrada sollozaba en
el suelo mientras la sangre recorre el suelo, con lagrimas en sus ojos se
sorprende de vivirlo nuevamente y ahora descansa alegre.
-gracias, podre verla de nuevo, vete al infierno
demonio.- mientras con alegría su madre sonreía a aquella que fuera su hermana,
al lado de la pequeña se encontraba.
-lo ocasionaste nuevamente, sabes que no durara para
siempre- dijo la hermana a su lado mientras miraba.
La mentalmente mencionaba, vale la pena intentarlo, ahora
dirige sus pensamientos a una sola imagen, un padre.
El sonido de las escaleras rechinantes, paso a paso
escalofriante, ella siempre silenciosa, a su alrededor nadie podría percibirla,
como una imagen desgastada la pequeña cansada se acerca a la cama donde un
hombre bien formado aunque con los años desgastado yace en sueño rotundo
producto de pastillas.
Regresando de las tierras de Morfeo un calor invade su
cuerpo, un intenso dolor quemando su interior, sus parpados delirantes divisan
una pequeña imagen, infante de inocencia, una pequeña niña, su silenciosa hija,
en gloria de su muerte.
Las llamas de la cama alcanzan la habitación y seguida
la casa, aquella imagen de inocencia logra escapar cegada por el humo solo con
algunos implementos para recordar, cae fuera de la casa inconsciente para
dormir plácidamente sobre el pequeño campo de flores.
Descansa pequeña inocente, victima cautiva de unos
padres inconscientes, mañana amanece y nuestra luz no aparece.
Palabras mencionadas por aquella, su hermana que ahora
desaparece.
A la mañana siguiente se encuentra durmiente, en su
cama plácidamente, la luz entra por su ventana ahora fragante de color,
iluminada como un canto místico.
Su frente es despejada de su cabello por unas manos
suaves y pasivas, abre sus ojos lentamente y con asombro descubre como el dulce
cae en amargo dolor, su canto se vuelve fúnebre al ver aquellas imágenes a su
alrededor.
-buenos días hija- menciona aquella mujer cuyo rostro
despide dulzura. Mientras que la sonrisa desquiciada de su hermana y su padre
contemplan las lágrimas de dolor que desprende aquella pequeña.
-descansa, ya pronto te tendrás que levantar- dice
aquella otra chica mas joven y perfecta de imagen borrosa.
-duerme mi pequeña…- menciona aquel padre de ojos
delirantes marcados por las llamas de la noche anterior.
El nauseabundo dolor llena de impotencia a la menor,
desesperación inconsciente palabras pasan por su mente dentro de un canto
desgarrador.
Despierta de aquel sueño, un limbo siniestro,
condenada a una pesadilla que te quita un poco de tu apacible voz, vuelve
amargo ese dulce sabor.
la pequeña delirante menciona entre dientes lo ultimo
que demuestra su fin de la mentalidad esquizofrénica invadida de imágenes que
nunca serán despejadas.
- estoy eternamente condenada…
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