emilie autumn

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opheliac

miércoles, 2 de noviembre de 2011

mi vida, mi morgue.


Lentamente me hundo en las profundidades de mis pensamientos, ahogándome en mis sentimientos y nadando entre mi realidad y mis mentiras, me daré cuenta que mis lágrimas son las gotas de mi propia sangre y el mar de mis dolores.
Detrás de un escritorio, mirada baja y mis manos temblorosas, no sabía que esperar en ese momento, mis nervios lograban que mis labios fueran mordidos por mis propios dientes, ¿Quién pensaría que una persona leyendo un simple papel te lograría poner tan nerviosa?.
- entonces (silencios incomodos) señorita… Laura Vernett ¿verdad?- me delimite a asentir sin mayor efusividad. - ¿está dispuesta a entrar en un trabajo donde el escrúpulo es lo que menos puede sentir?- después de tantos años de insensata practica el escrúpulo es lo que menos me preocuparía.
- estoy dispuesta señor, para mí sería un honor entrar en el trabajo- un honor estúpido solo para lamerle los pies al viejo idiota (claro en sentido figurado).
- bueno debo decirle que usted por ser mujer me sorprende que quiera entrar en un trabajo que normalmente llevan los machos, no es que me tilde de machista pero las mujeres suelen ser sensibles con este tipo de situaciones... ¿me explico?-
- puedo entenderlo completamente, pero descuide mi sensibilidad se ha vuelto muy fría con el pasar de los años y no quiero aburrirlo con mis experiencias que de seguro no le importan pero tengo una gran fascinación por los muertos.- obsesión mejor dicho, pero siempre he preferido no entrar en detalles con este tipo de personas y con nadie en realidad.
- bueno según mi experiencia considero que usted sería una persona interesante… digo como una práctica ¿no se si me entiende?- suele ser este tipo de personas a las que cuando no se les comprende algo mejor no entrar en discusiones y dejarles ganar la situación.
- no se preocupe, lo comprendo, pero al punto ¿me dará el trabajo o no?.- odio cuando se van del tema, siempre me ha disgustado hablar de mas con alguien.
- bueno, su currículum es intachable pero usted sabe que esto es solo la parte teórica, veré con el futuro si realmente es hábil y sin darle mas vueltas, está contratada.- y hasta que al fin lo dijo. Le agradecí y me retire de su oficina. Al llegar al pasillo una chica no muy alta y con traje de enfermera me llevo a mi lugar de desarrollo laboral.
Bajamos unos cuantos pisos menos, ya no llegaba el ascensor y sin duda no había alguien más que no fuera yo y la chica enfermera. - ¿primer trabajo?.- me dijo de manera gentil, se nota que es una persona alegre y con una simpatía de primera. – así es – limite la respuesta, no suelo ser una persona muy social (de echo la gente me suele etiquetar de autista).
- bueno elegiste una profesión a la cual se necesita agallas ¿no crees? Siendo tu primer trabajo… digo no cualquier primeriza trabaja en la morgue.- preferí no responder, en cierto punto tiene razón, pero yo soy una persona diferente, siento algo de morbo por este tipos de cosas.
Naturalmente considero que tengo mejor interacción con muertos que con vivos…
Seguíamos caminando por un pasillo oscuro con una leve luz algo opaca, llegamos hasta el fondo donde solo había una puerta doble, la chica la abre con una llave que me entrego mas tarde y me dio el paso. – bueno aquí está tu lugar de trabajo, “relaciónate con tus compañeros como gustes”, yo me retiro porque este lugar me da escalofríos - sus palabras tenían un toque de sarcasmo muy notorio o simplemente era un mal chiste que preferí no entender. – cualquier cosa, hay un botón rojo que tú misma descubrirás, lo presionas y te comunicaras directamente conmigo por si necesitas algo- la mire gentilmente dando a entender que comprendí las instrucciones y la chica se retiró…
Me encontraba rodeada de camillas de metal, el lugar era un poco oscuro y frio con un aroma bastante interesante, pero nada que no pueda soportar y para que decir que habían esos típicos cajones de película de las que supongo tiene los cuerpos muertos de mis “compañeros” como lo llamo la chica. Había una mesa con instrumentos punzantes muy higiénicos, quizás demasiado, ¿qué más se puede esperar? la gente suele ser tan supersticiosa.
Comencé rápidamente a investigar mi entorno que pronto seria como mi hogar, habría cajones, revisaba los implementos, investigaba la cantidad de fluidos que se encontraban en el suelo, todo muy cotidiano pero ¿y los muertos?, me comenzaba a extrañar que no hubiera rastros salvo los fluidos antes mencionados, ¿habrán limpiado este lugar por mi llegada? Era bastante curioso.
Revise cada rincón en búsqueda de algún cuerpo o rastros de ellos, encontré unas cuantas uñas y unos frascos cuyo contenido es desconocido. Dentro de mis curiosidades una luz roja se encendió la cual se encontraba justo sobre las puertas y emitía un sonido algo molesto pero no por mucho tiempo. Un tipo entro a la sala con una camilla de metal nueva y un bulto sobre ella cubierta solo con sabana un velo blanco, el tipo era joven pero se veía su experiencia y no hiso nada más que saludarme y decir unas palabras – aquí está tu primer trabajo, tu sabes que hacer.- yo no hice más que asentir y mirar fijamente el bulto, me sentía un poco nerviosa por mi debut.
Pasaron los minutos, levante delicadamente el velo que estorbaba y comencé a examinar el cuerpo, era el de un hombre no más de 30 años que seguramente había sido atropellado o aplastado por algo, en la ficha no salían demasiados detalles pero no era de mi interés, para mi esta situación era como experimentar música de primera, cada corte era una melodía apasionante, cada sajada una estrofa y cada goteo de ese líquido carmesí llevaba el ritmo de un deleitable coro.
Mi emoción fue sensacional nunca pensé que podría llegar a sentir tal satisfacción, me sentía extasiada, cortaba y abría partes, arrancaba y degollaba, extraía y disfrutaba como un niño con juguete nuevo, había llegado a un punto máximo de sensaciones que hasta olvide porque estaba cortando y desmembrando tal cuerpo pero diría que ni en los mejores momentos sexuales me he sentido igual, superaba todas mis expectativas, me estaba enamorando de mi trabajo.
Las semanas pasaban y la gente no me hablaba demasiado mas que lo necesario, en apariencia me sentía apartada pero realmente mis únicos amigos ya no respiraban. A medida que pasaban los días experimentaba distintas formas de sentirme una con el cuerpo yacente en mi mesa…
Una obra de arte, una canción, un poema, me reencarnaba dentro de mis propias herramientas y hablando de todas mis experiencias mi vida se sentía plena, ya había visto de todo tipo de muertes más cotidianas, niños muertos, mujeres, hombres, abuelos y todos en una sinfonía diferente pero grata.
Llegando a mi casa me solía robar ciertas partes de los cuerpos más frescos para probar y darme un gusto de primera, a nadie le preocuparía que le falte un dedo, un trozo de musculo o inclusive un brazo… solo quería sentir sensaciones diferentes y no creo tener la culpa de eso. Era el mejor alimento, con poco sentía que podía estar todo el día sin comer, pero disfrutaba cada bocado de echo ya no se me antojaba nada más… solo comer carne humana. ¿Extravagante no creen?
Mientras los días seguían pasando más me alejaba de la gente y el mundo cotidiano, tenía mi propia utopía mental y ya las relaciones sociales no existían, me mezclaba en uno con los cuerpos y la degradación de otros, aborrecía las juntas amistosas y las cenas familiares, hasta aborrecía de lo que se habla relación con alguien, no me interesaban en lo absoluto ni hombres ni mujeres que estuvieran con vida...
En eso entro a otro punto mental que me tenía algo curioso, relación muerto y vivo, hasta donde llegaría mi capacidad de soportar un romance tan especial y no hablo solo del enamoramiento sino que también de la necesidad sexual.
Comencé a cubrir mis ideales con vagas escusas, ¿estaré enferma? ¿Por qué repentinamente tengo ansias necrofilicas? Me llegaron preguntas sobre la ética… ninguna podría justificar mis acciones pero sinceramente ya no me considero una persona normal como para seguir reglamentos de ningún tipo, hasta me aleje de lo religioso, quizás por el morbo de todo lo que ha ocurrido este último tiempo. Después de todo soy humana o eso creo.
No hay nada más que pensar, solo sería una única ves y dejare de lado todo esto, quizás me tome un tiempo y me alejare de todos los difuntos que llegaron a mi vida o también cabe la posibilidad de que se vuelva peor, pero ya habré suplido todas las necesidades con aquellos cuerpos. Los días que han pasado me la he llevado solo para planear mi momento único, no necesitaba interrupción de nadie ni nada, cuando todos se vayan a sus casas, también me tenía que asegurar de que no hayan cámaras y en el caso de… simplemente quitar el video, borrar toda evidencia de mi enfermiza obsesión, ya estaba todo listo.
El día pasaba lento o simplemente eran las ansias, pero fue más agotador de lo que me imagine, demasiados cuerpos y hasta una llamada de mi jefe para mencionar que debería tomarme algunas vacaciones, en eso podría diferir que preferiría mil veces estar trabajando que de “vacaciones” y no fue una plática tan larga. Y al fin el ultimo cuerpo había llegado, ya todos se despedían y yo retornaba a mi última obra de la noche… levante el velo blanco que cubría el cuerpo, era el de un hombre recientemente muerto, su cuerpo estaba completo y al parecer había sido víctima de intoxicación quizás un suicidio o alguien apropósito lo había hecho. Era perfecto, no era un galán (si es que se le puede llamar galán a un cuerpo en ese estado) pero mejor aún, seguía algo caliente aunque se me acababa el tiempo, mientras más frio más difícil seria llegar a mi propósito.
Cerré la puerta con llave, deje descubierto el cuerpo y me fui quitando la ropa tal cual lo haría cualquier persona en un momento sexual, quizás mi “sensualidad” era algo instintivo, subí sobre la camilla de metal en la que se encontraba, me prepare mentalmente comenzando con una masturbación para colocarme en posición, no tiene nada de malo un poco de excitación anticipada y cuando ya sentía el calor, bueno ustedes saben el resto y sin duda la descripción de ese momento me la guardare solo para mí.
Amanecí al lado del cuerpo frio cubierta solo con el velo blanco, una sonrisa invadió mi rostro, ahora solo queda inventarme una excusa del porque había estado aquí toda la noche, pero como suelo mantenerme al margen de hablar con cualquier persona quizás ni cuenta se darían de ese pequeño detalle. Mi día estaba iluminado y se notaba en mi un ánimo ejemplar que incluso podría tararear alguna canción de la cual no sé nada más que el ritmo, de echo eso llamo más la atención que cualquier otra cosa que en mi respecta.
La gente me miraba más raro de lo que suelen hacerlo pero hice caso omiso y simplemente “volví” a mi trabajo ya que en realidad nunca me había ido de él.
Me encerré y comencé a llenar unos papeles de los difuntos con más ánimo e incluso inspirada… era como una quinceañera con su primer novio real (aunque últimamente las niñas son más precoces de lo que suelo pensar) De un momento a otro se prendió la luz roja que anunciaba otro cuerpo y ni modo, manos a la obra, al entrar la camilla la persona se retiró rápidamente para dejarme a mí con el trabajo, fue algo sospechoso ya que ni siquiera levanto su mirada, quite el velo lentamente y note que el cuerpo era el de una mujer en muy buen estado, tenía aparentemente el mismo color de cabello que el mío, mismo color de ojos y hasta una semejanza corporal inmemorable, solo una diferencia… sus ojos estaban abiertos y estos se tornaron de un color amarillento muy fuerte, dirigidos a mi directamente, sentía como si me mirara… fue algo desgarrador y complejo.
Cerré mis ojos lentamente con un nudo en mi garganta, mi cuerpo y mis manos comenzaron a temblar, tenía miedo, un miedo que nunca había sentido, un terror que me llego hasta la espalda y un frio que congelo todos mis huesos. Nunca antes me había sentido de esa manera tan horrible, tenía unas ganas de vomitar horrible y un zumbido llego a mi cabeza tan molesto como el de una mosca.
Todas esas sensaciones pasaron de unos segundos a otros, perdí la noción del tiempo y ni siquiera pensé cuando tiempo estuve con los ojos cerrados, parecía eterno.
Al abrir mis ojos note que ya no estaba parada, sino que estaba en la mesa donde se encontraba el cuerpo, me sorprendí demasiado de no sentir el segundo en cual cambie de lugar, pero al notarlo bien, el cuerpo ya no se encontraba por ningún lado, había desaparecido. Esta vez era yo el cuerpo y no podía moverme… ¿estaba muerta? Esto es solo un sueño , pero no… ya nada podía cambiar, nada pudo devolverme a mi forma, estaba muerta y al pensarlo bien minuto tras minuto ya sabía la respuesta, me enfrasque tanto en mi trabajo… que me termine convirtiendo en mi trabajo.
Quizás nunca estuve viva… pero ahora me toca a mí ser en lo que me obsesione.


~candy~

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