emilie autumn

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opheliac

martes, 21 de febrero de 2012


El internado

Parte 1

INCENDIO

…Estaba en estado de shock y, cuando me di cuenta de lo que pasaba, traté de detenerlo, pero era ya muy tarde. Dejé que esto llegara demasiado lejos, jamás pensé que realmente lo haría, había intentado quitarle esas botellas de las manos, y cuando finalmente soltó el cerillo me tomó de la mano y me sacó de ahí.

Quedé horrorizado ante tal espectáculo, Charles observaba aquellas llamas con admiración. Llegó la policía, nos miraron a ambos y nos acusaron del crimen, Charles no se resistió, yo en cambio traté de explicarles y suplicar que me soltaran, sin embargo…

EL INICIO

Los padres de Charles habían decidido que lo mejor para su educación era que estudiara en el internado “Bridges ton”. Este año le tocaba cursar segundo de secundaria. Las típicas materias: español, matemáticas, computación, química, física, historia universal, biología y artes, con prácticas de laboratorio martes y jueves, deportes lunes y viernes. Su habitación, 409 edificio T.

Mientras desempacaba llegó su compañero de cuarto, un chico de su edad llamado Tomas. No era muy alto, pelirrojo, vestido de zapatos negros, pantalón de vestir azul marino y camisa blanca sin fajar.

Charles fue el primero en hablar:
-Hola, me llamo Charles-
-Mi nombre es Tomas, mucho gusto-

Comenzaron a dialogar, comenzando por las preguntas básicas del estilo ¿de conde vienes? ¿Por qué te mandaron a este internado? Seguido de conversaciones sobre intereses. Descubrieron que tenían la misma edad, les tocaban varias clases juntos y que incluso les tocarían las prácticas de laboratorio, deportes y almuerzo las mimas horas.

Pronto se hicieron grandes amigos, hacían juntos todos los trabajos que podían, eran inseparables…

LOS OTROS

Tomas y yo nos divertíamos mucho, la escuela era genial y los profesores nos trataban bien, solo había un pequeño detalle que me incomodaba: los chicos mayores. ¿Su trabajo? Hacernos sufrir ¿Cómo? De las peores formas que se les ocurriera ¿Por qué nos dejábamos? Por alguna razón ellos tenían cierta “inmunidad” con las autoridades, además de usar métodos muy convincentes para hacernos callar.

Había un chico, su nombre era Billy, y cuando de molestar se trataba tendía a tener preferencia conmigo. Creo que de todos los chicos Billy era el peor, al reprobar 3 años era mayor que todos los demás, era el más fuerte y tenía las ideas más temibles siempre que se trataba sobre qué hacer con nosotros.

Numerosas fueron las veces que sumergió mi cabeza en el excusado, o cuando después de la ducha de educación física aprovechaba que estaba desnudo y me pegaba en la espalda con toallas enrolladlas, a veces combinándolo con patadas en la parte baja de mi cuerpo con zapatos que terminaban en punta. Otra de las cosas que les divertía era dejarme amarrado en el techo los días de sol, sabiendo que mis ojos son bastante intolerantes a la luz fuerte y mi piel muy sensible, o los días de lluvia a ver si me caía un rayo.

Pueden pensar lo que quieran, pero después me di cuenta de que todos esos golpes y torturas me gustaban, incluso hacía yo mis propias formas de lastimarme en mi cuarto. Mi favorita era enterrarme agujas en el cuerpo, especialmente en los brazos hasta perforarlos, o tocarme las plantas de los pies con cera caliente, siempre procurando que las marcas no fueran visibles, pues sabía que si me cachaban iría directo al manicomio, pero un día…

M&M
Masoquismo y muerte

Era un miércoles en la tarde cualquiera, pese a todas las clases que compartían había principalmente 2 en las que no coincidían: los miércoles Charles salía una hora más temprano y los viernes le tocaba a Tomas llegar antes al apartamento.

Charles se encontraba en medio de la habitación, tenía 50 minutos para auto mutilarse antes de que Tomas llegara. Sacó varios estuches en los que guardaba sus objetos punzocortantes. Tomó algunas agujas, un cuchillo, una navaja suiza, una cuerda con un nudo al final improvisando un látigo y unas cadenas que tuvo la suerte de encontrar.

Comenzó con latigazos en la espalda, pero se hartó después de 5 minutos, el dolor no era tan fuerte como antes. Probó clavándose agujas en las piernas, no se sentía mal pero tampoco lo suficientemente bien, así que intentó hacer lo mismo en sus genitales. Esa era la mejor sensación que había sentido hasta el momento, de hecho se emocionó tanto que comenzó a hacer toda clase de locuras que para él eran mejor que cualquier cosa, pero jamás habría hecho en sus 5 sentidos ya que eran muy visibles y además riesgosas.

Con un cuchillo se rebanó el pecho, hizo un corte horizontal en sus mejillas alargando sus labios, enterró más agujas en su ojo izquierdo y con un martillo clavó clavos cerca de su oreja derecha, pero fue demasiado y al llegar Tomas…

LA ENFERMERA

Eran aproximadamente las 3:30 de la tarde cuando recibí la llamada de un chico que pedía desesperadamente mi ayuda. Llegué tan rápido como pude a la habitación 409 del edificio T. Había algunas personas reunidas alrededor de aquel chico pelirrojo abrazando a su amigo con un charco de sangre debajo de ellos.

Pedí ver a quién estaba abrazando, el otro joven estaba desnudo y por lo que se podía observar había muerto de una forma horrible. Tenía agujas enterradas en la mitad del cuerpo, su rostro era casi irreconocible, su espalda estaba llena de cicatrices y prácticamente todo su cuerpo cubierto de sangre.

Al principio me costó separarlo de los brazos de su amigo, pero en cuanto comprendió que lo ayudaría lo llevé tan rápido como pude a la enfermería. Sinceramente con solo contemplar aquel cuerpo mutilado pensé que la esperanza de salvarlo era prácticamente nula, y mis sospechas se confirmaron al checar sus signos vitales. Hice todo lo que pude: remover los objetos, electroshocks, respiración artificial, toda clase de sueros…nada. Al salir ahí estaba, sentado con su mirada deprimida y su cabello rojo, fue devastador saber que era yo quien debía darle la noticia. Me acerqué a él despacio, me hinqué delante de él mientras me observaba y le dije: “Está muerto”.

REGRESO

Comencé a caminar sin poderlo creer, ¿Me engañaban mis oídos? ¿Acaso había sido un sueño? ¿O una creación de mi mente? Llegué a mi habitación, vi las cosas, las sentí, la sangre también, eso definitivamente no había sido un sueño, y lo que dijo la enfermera tampoco. Comencé a reír, todo era cierto, esas palabras no dejaban de sonar en mi cabeza: "Está vivo"

~Gina~

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